Un arquitecto, por formación o por costumbre, cuando mira un paisaje, tiende a imaginar cómo lo podría transformar. Cómo construir, en fin, un paisaje “mejorado”. La tendencia es aún mayor en un ingeniero. Por el contrario, para un geógrafo, la tendencia es la contraria: conservar, congelar, “salvar” los paisajes de una segura destrucción. Destrucción, construcción, dos términos que, analizados en profundidad, a menudo tienen poco que ver con los paisajes, territorios o espacios a los que se refieren. ¿Se destruye el paisaje o se transforma?. Se defiende, ¿de quién? ¿de sus habitantes?. Se protege, se congela..
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“No intervenir”, es decir, dejar el paisaje tal y como lo hemos encontrado en el momento de pensar en actuar sobre él, es una postura poco frecuente, pero algunos buenos ejemplos si existen, como este de “Barns of the Catskills”, que pretende promover el paisaje de los Catskills (Delaware county, NY) sin alterar su aspectoagrícola tradicional, tal y como se debió de consolidar antes de 1950. Bosques y prados están salpicados por numerosas granjas que conservan ese aspecto tradicional. En particular, destacan los graneros y los establos, ya que se pueden distinguir diferentes tipologías adoptadas en diversos momentos históricos o traídas por los inmigrantes.
Barns of the Catskills es una propuesta que pretende dar solución a un problema muy común: la generación de recursos económicos que compensen la limitada rentabilidad de la actividad agrícola. Lo que tiene de original es la manera en que busca interesar al visitante, simplemente contemplando desde la carretera establos y graneros enmarcados en un entorno agrícola en plena actividad. Como se aprecia en el esquema, se trata de recorrer carreteras para apreciar los graneros y otros elementos. Tres vías han sido consideradas directamente com o paisajísticas, dado que ellas el conjunto espacial es más valiosos que los elementos individuales. Algunos de los graneros són públicos y se pueden visitar, otros únicamente se pueden ver desde fuera
El “filtro” económico que ha de permitir que quede dinero de los visitantes en la comarca son unos pequeños mercados rurales que venden productos locales. Los beneficios derivados de la imagen del lugar van también a reforzar la “denominación de origen” de esos productos. Es un caso evidente de aplicación de valores patrimoniales al desarrollo económico.
Resulta también interesante valorar que es lo que se ha considerado como patrimonial. A pesar de que realmente, en esa comarca se dan cita diferentes estilos de construir graneros, la visita incluye graneros de origen relativamente reciente, de los años 30 del pasado siglo. En la imagen podemos apreciar uno de estos graneros, comparado por catálogo en 1935 en los populares grandes almacenes Sears & Roebruck.
En los años 20 empezó a ser habitual entre los dispersos pobladores de la América rural la compra por catálogo. La firma Sears ofrecía prácticamente de todo, incluidas casas y graneros, que una vez edificados parecen, realmente, parte fundamental de un paisaje “tradicional”.