Las construcciones en piedra seca, esto es, sin argamasas ni cementos, son elementos fascinantes de muchos paisajes agrarios. En especial por su carácter atemporal. Parece que lleven allí miles de años, inmutables… Uno de estos edificios, la “naveta dets Tudons, en Menorca”, está considerado uno de los edificios más antiguos de Europa. Pero nos refreiremos aquí a patrimonios más modestos. Simples chabolas construidas en lugares alejados de los pueblos en las que pastores y, en ocasiones también agricultores, se refugiaban durante algunas épocas del año. Normalmente, estas construcciones no eran permanentemente habitadas, aunque, siempre hay excepciones.
Una de ellas, y muy notable por cierto, es la Vile des Bories , en Gordes (Dep. de Vaucluse, Provenza, Francia). Y es notable porque diversas edificaciones, algunas de gran porte con dos plantas y llamativas cúpulas, ,forman un verdadero pueblo.
Vayamos ahora a la cuestión que interesa al blog. Es evidente que se trata de un elemento patrimonial de peso. También lo es que, siguiendo la tradición francesa, se ha convertido en un objetivo turístico importante, a partir de una cierta recreación de la vida cotidiana en diversos interiores.
También resulta evidente que la propuesta no es exportable, ya que ejemplos de conjuntos de piedra seca como este son muy escasos (si conocéis más, por favor citarlos aquí en el blog!). por el contrario, habitualmente, estas construcciones son pequeñas y están dispersas. A menudo en lugares poco accesibles o directamente, desérticos.
En cuanto a su valor referencial, es relativo, ya que si bien se han relacionado históricamente con una “arquitectura mediterránea”, el caso es que se pueden encontrar en lugares como Gran Bretaña… Tampoco parece cierto que sean obras milenarias. En Francia, por ejemplo, se habla del “siglo de las cabañas”, el XIX naturalmente.
¿Pueden ayudar una serie de pequeñas construcciones, separadas ente sí, a menudo casi ocultas y, que en cualquier caso, difícilmente pueden albergar nada en su interior?. La respuesta, una vez más, no es fácil. Pueden ejercer como hitos, como referencias para la construcción mental de ese paisaje. Pueden incluso, como es el caso, convertirse en un referente cultural de esa bella creación que es el “auténtico paisaje mediterráneo”, o de una parte de la Provence.
Vistas de diversos rincones de la Vile des Bories, que consta de una veintena de edificios.
Pero no puede por sí misma hacer más que eso, actuar como referente. A pesar de ello, en este caso, y como suele ser habitual en Francia, se ha creado un museo de la vida rural queincluye muchos elementos que nada tienen que ver con la vida estacinal en este asentamiento. Y es que la vida de los pastores deja pocos restos de interés. El resultado, una vez más, es un exceso de tematización que, sin embargo, no enturbia la atmósfera insolita que crean estas “calles”, este paisaje de gris y verde lleno de aromas y de sensaciones contradictoias. es ciertamente hermoso, pero pocas personas podrían, hoy en día,pasar en él más de una par de horas…
Uno de los hermosos edificios de iedra seca, construído con una técnica ciertamente muy depurada, a mediados del s XIX.
Detalle de una de las bóvedas. Tiene algo más de 3 m de altura.