El viernes pasado la ciudad de Detroit cobró nuevo protagonismo (aunque negativo) al ser la primera gran ciudad en declararse en quiebra. El proceso hasta llegar a ése punto ha sido largo y controvertido, como prueba el hecho que la quiebra no la ha declarado el Alcalde, sino un administrador designado al efecto.
Lo que allí está sucediendo, al margen de sus particularidades, creo que es de interés para todas las ciudades. Grosso modo se puede explicar diciendo que la ciudad, como estructura social, está gastando mucho más de lo que produce, desde hace años, y que el declive en el número de puestos de trabajo en la industria de automóvil es el motivo principal. Sin embargo, la explicación es demasiado fácil. Si así fuera, toda la región metropolitana estaría en esa situación, y no es exactamente así.
No es así en la vecina provincia de Ontario, al otro lado del río, y no es así incluso en los municipios limítrofes, como se puede ver en ésta imagen extraída de GE, en la que se aprecia cómo el límite (administrativo) oriental de la ciudad divide un espacio densamente edificado (para el estándar local) al E y un espacio ¿neo-rural? al W. De manera que la respuesta no es tan sencilla, y habrá que buscarla en las políticas locales, en los límites de la oferta de servicios municipales, en la concentración de población dependiente…