PullmanLa consideración del Distrito Pullman de Chicago como National Park es un hecho de gran interés para el planeamiento de espacios patrimoniales. Aunque no es el primer  NP urbano, ya que el Lowell National Historic Park se estableció en 1978, en aquel caso se incluyeron en el parque una serie de edificios y estructuras por su valor histórico, mientras que en Pullman lo que realmente se ha considerado de interés es el espacio, una trama urbana habitada que mantiene relaciones valiosas entre sus elementos, viviendas obreras y de directivos, fábricas, calles, parques y edificios públicos.

Habitada a partir de 1881, fue concebida como”company town” con servicios muy avanzados para la época que incluían un banco y un proto-centro comercial en el Arcade Building, hoy desaparecido. Todo fue propiedad de la conocida empresa Pullman hasta 1896 en que la Administración la obligó a renunciar a la propiedad del asentamiento a consecuencia de una serie de huelgas que pusieron en evidencia lo que se consideró un “exceso de paternalismo” . Las viviendas para obreros, aunque más caras que la media por entonces en Chicago, variando de 8 a 18$ al mes, 25 para las de los directivos, tenían agua corriente y WC, algo impensable en  la época. Buena parte de los ladrillos para la construcción se extrajeron in situ, en un solar al límite del poblado. Se plantaron gran cantidad de árboles y se mantuvo un amplio espacio libre junto al lago Calumet.

Todo cambió con la integración en la ciudad, pero el asentamiento ha mantenido un carácter propio hasta hoy, basado en el conocimiento que los habitantes tienes de la propia historia.  Estos es, en el fuerte sentido del lugar que se mantiene. Por ello, cuando en 1960 la creación de un nuevo puerto en el lago Calumet amenazó con destruir todo el núcleo, la población reaccionó, pidiendo su reconocimiento como espacio histórico, iniciando un largo camino que llevó en 1970 a ser designado National Historic Landmark District, y a National Park en 2014.

Los habitantes comparten un denso “sentido del lugar” tanto los que residen desde hace generaciones como los que han llegado en busca, precisamente, de ése sentido. Todos piensan que la declaración como Parque Nacional será una garantía de progreso, en éste caso conservación…

En realidad, lo más interesante del proceso es que ha sido llevado desde dentro. El reconocimiento de la singularidad del esapcio ha movido a la población a reclamar un reconocimiento administrativo. la valoración que ellos hacen de su particular entorno hace que otros, los turistas, lo valoren. El turismo es una consecuencia del sentido del lugar que el patrimonio mantiene, y no la inversa, como se pretende habitualmente, que el turismo sea el motivo por el cual el patrimonio se deba conservar, una postura abierta al criterio, sino al capricho, de los administradores y no a la actitud de los vecinos.

Pullman_street

Eso es por lo que respecta al espacio humano, pero ¿cuáles son los valores físicos? Evidentemente son sobre todo las relaciones entre elementos, que se mantiene en algunos casos desde la creación del town y en otros, se han ido creando.

Así por ejemplo la variedad en las construcciones de una misma calle, que responde más a la intención original de crear un paisaje urbano variado e interesante que a la de alojar a vecinos diversos (aunque también).

Es también la relación con los edificios públicos y espacios públicos, aunque en origen no era tan “públicos”, ya que los parques también pertenecían a la empresa.A pesar de que la factoría está en mal estado, y de que el principal edificio administrativo fue substituido por otro en 1950, las relaciones de mantiene en buena medida porque el patrón de asentamiento no ha sufrido alteraciones. Así, las casas de los directivos estaban más próximas a la factoría para ahorrar el paso por barrios más populares, justo al contrario de lo que se plantea hoy.

El papel de los edificios públicos es evidentemente fundamental. No sólo su reconstrucción, sino sobre todo, su reutilización. Una buena muestra la ofrece el Hotel Florence, que fue comprado y restaurado primero por la Historic Pullman Foundation (1975) y  después por la Illinois Historic Preservation Agency(1991) y que hoy es el centro de visitantes regentado por la primera. Las obras, en extremos respetuosas con los espacios originales, continúan.

Florence_Pullman_obras

Obras en el interior del hotel Florence. Fuente:  Historic Pullman Foundation, 2013

Los Parques Nacionales tiene un aura de ser espacios fuera del tiempo, ya que la sociedad se ha comprometido en su conservación precisamente para que permanezcan inalterados. Pero cuando ése principio se aplica sobre un territorio urbano, densamente poblado, ¿Qué implicaciones tiene esa inalterabilidad? ¿No se estará creando un espacio anacrónico en tanto que no sujeto a muchas de las corrientes sociales y económicas que sí afectan al resto de la ciudad?

Es posible, pero para los que pensamos que el patrimonio es una forma de construir el presente y el futuro, éste hecho tiene poca importancia. Si la vida en un tiempo pasado fue “mejor” o apenas sólo más “coherente” porque se adaptó mejor el territorio al entorno físico y social, nada hay de malo en conservarla aislada, inalterada. Al revés, sería bueno el poder mantener en lo posible esas relaciones espaciales que en su momento, hicieron que el espacio fuera algo especial. Pero esto no es un bosque, que funciona sólo. Está claro que sin las personas que viven intensamente su espacio patrimonial, el parque carece de sentido, como tampoco tendría sentido el parque de Yellowstone sin sus osos (si, ya sé que todas las comparaciones son odiosas…).

 

 

 

 

2 thoughts on “Pullman District, otro Parque Nacional urbano

  1. Con este post se ha puesto el dedo en la llaga. En nuestro entorno, parece que el único motivo sólido para conservar el patrimonio sea la promesa de reactivar la economía mediante el turismo. Y ello juega, normalmente, en contra de la protección: cualquier intento de protección legal es visto con desconfianza, y sus impulsores, acusados de querer fosilizar el territorio y (lo que es más grave) evitar su desarrollo económico. Ésta, que es una acusación general, se hace todavía más intensa cuando el espacio a proteger se encuentra en un medio poblado, qué decir si es urbano. Pues bien, la experiencia del Pullman District viene a demostrar que esto no es siempre así, que la protección no implica necesariamente la paralización del entorno. Es cierto que son los habitantes del distrito los que 1) lo han protegido realmente, valorándolo y cuidándolo, y 2) sólo después de haberse apropiado el patrimonio han solicitado su protección, algo que no sucede demasiado a menudo por estos lares. Pero es un buen ejemplo, y nos da un buen argumento para perseverar. Nos da, además, pistas de cómo debemos trabajar, buscando siempre que la identificación de la ciudadanía con el patrimonio no sea algo impuesto, sino que se haga, como en este caso, desde dentro. Y no parece que la protección vaya a ser un problema en este caso. Siguiendo con la ¿odiosa? comparación, en Pullman District tenemos un ecosistema patrimonial, y -si no hay agentes externos que lo alteren- sus habitantes contribuirán a preservarlo como los osos, (también) sin saberlo, contribuyen a mantener el equilibrio del ecosistema de Yellowston. Sólo queda desear que el reconocimiento de este patrimonio no quede, con el tiempo, adulterado y olvide que, además de la zona residencial, es la fábrica (la pieza más frágil del conjunto) la que generó todo el ecosistema y garantiza su frágil equilibrio.

    1. Muy interesante tu reflexión, Ainara, que nos lleva al tormentoso mundo de la “participación ciudadana”, normalmente sólo unas reuniones o encuestas sin trascendencia (no siempre). El camino más fructífero sin duda es el inverso, el que se plantea en Pullman: construir una propuesta territorial desde los habitantes. Aunque es verdad que es un camino largo y probablemente penoso…

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